jueves, 26 de febrero de 2009

Conrad, el Inagotable


Recuerda Javier Marías: "Los libros de Joseph Conrad son tantos y tan memorables que siempre se piensa en él a bordo de un velero y se olvida que los últimos treinta años de su existencia los pasó en tierra, llevando una vida insospechadamente sedentaria". Ello viene a cuento de esta reciente edición de "Crónica personal", las memorias del celebrado escritor, cuyo nombre figura entre los más grandes autores del siglo XX. Fueron redactadas a pedido de su editor, el escritor Ford Madox Ford, y sus siete capítulos los terminó de escribir hace un siglo.
Nacido en 1858 en la ciudad polaca de Berdyczew, Conrad perdió a su madre a los ocho años; su padre (traductor de Shakespeare, Hugo y Alfred de Vigny) se hizo cargo de la educación de su hijo. Hacia 1869, Conrad hizo un viaje a Bohemia y Suiza, y por esa época nació la idea de hacerse a la mar. Y lo hizo, a los dieciséis años, partiendo hacia Marsella.
Joseph Conrad escribió sus cuentos y sus novelas más que con su fantasía con su poderosa memoria, y, en la mayoría de los casos, sus narraciones están construidas a partir de experiencias reales, vividas o presenciadas desde diversa distancia. Su obra aparece marcada por la infancia, por la atracción por la aventura y la ambición romántica de recrearla, que es una forma de revivirlas. En el barco "Tremolino", Conrad terminó su experiencia francesa. Luego fue aceptado en el vapor británico "Mavis", que viajaba a Constantinopla y el mar de Azov, iniciando de esta manera una nueva etapa de su vida.
Recién lo encontramos en tierra, en Inglaterra, tras veinte años de vida en el mar. Realizó una larga serie de viajes, por Australia, la India, Malasia, Indochina, Isla Mauricio. Ascendido en los escalafones del mando, llegó a capitán. Cabe suponer que ellos resultaron ricos en experiencias, ya que luego constituyeron una fuente inagotable para su labor literaria. La necesidad de escribir fue tardía. Era ciudadano británico, en 1889, cuando se decidió a contar historias. En ellas, "Crónica personal", recuerda que optó para sus escritos la lengua inglesa, porque consideraba al francés una lengua "cristalizada". Respecto de esta decisión, dice Borges: "Lo escribió con ese cuidado y esa pompa ocasional que son propias de la prosa francesa".
Entre sus grandes títulos, deben mencionarse "La locura de Almayer", "Juventud", "El negro del Narciso". Borges consideraba que su obra maestra era "Lord Jim". De sus libros como "El agente secreto" y "Nostromo", dijo Cesare Pavese que alcanzaban "las cimas de la poesía".
Alejado de los cenáculos literarios y de las corrientes estéticas de su tiempo, fue amigo de Sthepen Crane y de Hudson. No sabemos hasta qué punto fue consciente de la ruptura que su obra suponía con respecto de la tradición narrativa, pero puede afirmarse, que es un maestro de la novela moderna. Murió repentinamente, en su Kent, en 1924, a los sesenta y seis años.
Novedades editoriales. Acaba de regresar la espléndida colección de cuentos del maestro del género, O`Henry (1862/1910), uno de los grandes escritores estadounidenses de comienzos del siglo XX. Sus relatos, que atrapan desde la primera línea, y se orientan hacia un final siempre inesperado, crearon escuela, y hoy se siguen leyendo con el mismo interés del primer día.