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viernes, 28 de marzo de 2014

Mis Siete Frases Favoritas de Octavio Paz

Como un ínfimo homenaje a Octavio Paz en su centenario, les comparto a ustedes siete frases del poeta que. por alguna razón, recuerdo constantemente. Las tengo como grabadas en el alma y vienen a mi a cada rato. Alguna de ellas es parte de una traducción suya:


 
¡Si tú eres el sol que se levanta, yo soy el camino de sangre!


…en la ciudad abstracta, entre geometrías vertiginosas, formidables quimeras levantadas por el cálculo
 
 
 
 
 




…un árbol bien plantado más danzante


 
…cierra los poros de su alma al infinito que lo tienta,
ensimismado en su árida pelea


Familias, criaderos de alacranes: como a los perros dan con la pitanza vidrio molido, nos alimentan con sus odios y la ambición dudosa de ser alguien.
Por el Ganges y sus aguas rojas, más vasto que un imperio crecería mi vegetal amor, y más despacio.
 
¡Chillen, Putas!
 

viernes, 14 de octubre de 2011

A Tranströmer Poem (and Karen Victoria Silvstedt naked)



Solitude (I)


translated by Robin Robertson

I was nearly killed here, one night in February.
My car shivered, and slewed sideways on the ice,
right across into the other lane. The slur of traffic
came at me with their lights.
My name, my girls, my job, all
slipped free and were left behind, smaller and smaller,
further and further away. I was a nobody:
a boy in a playground, suddenly surrounded.
The headlights of the oncoming cars
bore down on me as I wrestled the wheel through a slick
of terror, clear and slippery as egg-white.
The seconds grew and grew – making more room for me –
stretching huge as hospitals.
I almost felt that I could rest
and take a breath
before the crash.
Then something caught: some helpful sand
or a well-timed gust of wind. The car
snapped out of it, swinging back across the road.
A signpost shot up and cracked, with a sharp clang,
spinning away in the darkness.
And it was still. I sat back in my seat-belt
and watched someone tramp through the whirling snow
to see what was left of me.

sábado, 4 de abril de 2009

Kundera octogenario


Me impoirta un carajo que los snobs lo consideren un escritor de moda. Kundera es grande y sus novelas son, casi todas extraordinarias. Vaya hoy un modesto homenaje. El 1 de abril de 1929, hace ochenta años, nació Milán Kundera en una ciudad de Checoslovaquia (ahora República Checa). ¿Cuál? No sé. Estudiante de cine y literatura, su vida estuvo marcada por el régimen comunista que se instaló en su país después de la Segunda Guerra Mundial, siendo expulsado en dos ocasiones del Partido Comunista Checo y llegando a prohibirse sus obras tras la ocupación rusa de Checoslovaquia en 1968. Unos años después, en 1975, consiguió emigrar a Francia donde continuó su trabajo como escritor. Allí publica su obra más conocida, La insoportable levedad del ser, libro que no fue publicado en su país de origen hasta veinte años después. En él relata la vida, las relaciones, de cuatro personajes, en un marco de represión política, desde un punto de vista existencialista y con la capacidad de elección y el eterno retorno como centro. Esta obra se considera fundamental para entender la vida cotidiana en los países soviéticos y, por tanto, la disidencia política.

Kundera vive en París, alejado de la popularidad y de los medios a los que no ha concedido una entrevista en dos décadas. Tampoco fue a su país a recoger el Premio Nacional Checo de Literatura en 2007 por problemas de salud, un premio más que merecido para el que seguramente es, con el permiso de Kafka, el autor checo más conocido fuera de su país.
A principios del año pasado se hizo pública una noticia que empaña en cierta medida la figura de Kundera, sobre todo para aquellos que querían verlo como ejemplo de anticomunismo. Según consta en los archivos, en 1950 Kundera denunció a un compatriota suyo, sospechoso de ser espía, a la policía checa, pasando este catorce años en la cárcel por culpa de esta denuncia. Esta noticia sí hizo romper a Kundera su silencio mediático para desmentir este hecho, llegándose a afirmar que los archivos de la policía están manipulados. Sea como sea, nos quedamos con sus libros.