viernes, 28 de agosto de 2009

Cartas a la Reina de Corazones 3: Kahina de Mauritania


Reina:

Es el pueblo bereber amo absoluto del gran desierto del Sahara y el protagonista principal de la historia del Magreb, sin que por mucho tiempo se hayan reconocido sus innegables aportaciones a lo que hoy es el África musulmana. Desde el inicio de su antiquísima civilización los bereberes (con su rama principal tuareg) viven diseminados en las zonas costeras del Mediterráneo Norafricano y en amplios núcleos del interior de países modernos como Túnez, Argelia, Marruecos, Mauritania, Níger y Mali.
Quienes se quedaron en las orillas del mar desarrollaron desde hace siglos una civilización rural sedentaria, mientras los que se adentraron en el desierto son, hasta la fecha, nómadas dedicados a la cría de ovejas, cabras y bovinos.

El norte de África fue colonizado y dominado sucesivamente por cartaginenses, romanos y árabes, pero no sin que se verificaran constantes sublevaciones de los reinos bereberes, un pueblo amante de la libertad. En el siglo VI de la Era Cristiana llegaron los bizantinos, que restablecieron la administración y economía romanas, destruidas por los vándalos, y la ortodoxia católica. Los bereberes del interior, mientras tanto, siguieron con su vida nómada y organización tribal atacando con frecuencia las ciudades cercanas en busca de botín.

El pueblo bereber, siempre apegado a sus tradiciones, a su marco geográfico y a su organización igualitaria, opuso una resistencia tenaz a la invasión árabe, lo mismo que había resistido a los dominadores anteriores. Con la caída de Egipto en el 642, los árabes hicieron incursiones hacia el oeste y en el 649 llegaron por primera vez a Ifrikiya (hoy en Túnez) sin apenas encontrar resistencia bizantina, pero sí por parte de algunos grupos bereberes. Años después los árabes derrotaron definitivamente a los bizantinos e incorporaron toda la zona al mundo islámico. En el 675 el líder bereber Kusayla se convirtió al Islam y con él la mayoría de sus seguidores del Magreb central. Hizo un pacto con los árabes y los ayudó a expulsar definitivamente a los bizantinos. Sin embargo, los árabes no respetaron su parte del contrato e iniciaron una larga incursión conquistadora. El reino bereber no aceptó la soberanía de un califa lejano y desconocido. En el 690 los árabes contraatacaron y destruyeron a Kusayla tomando importantes bastiones bereberes del interior, pero sin lograr omar del todo al reino rebelde.
Es entonces que los bereberes deciden nombrar como su reina a Dahia al Kahina de Mauritania. En ese momento (año 690) ella fungía como la principal sacerdotisa de los pueblos bereber y tuareg nómadas. Tras ser coronada, no tardó en formar un ejército integrado por sus fieros bereberes y lo que quedaba de las tropas de Bizancio y de su reino Bereber. Todos los historiadores la consideran una implacable luchadora por la libertad de su pueblo y líder indiscutible de la resistencia contra la dominación del islam.

Al Kahina, que en árabe quiere decir "la sacerdotisa", presentó su heroica resistencia en lo que hora es Argelia, pero que en aquel entonces era denominado como “la Mauritania”, por eso se le conoce como Dahia al Kahina de Mauritania aunque su reino no coincida geográficamente con la actual Mauritania. Los historiadores musulmanes la han descrito como sumamente bella en su juventud, de abundante y larga cabellera oscura y madre de tres hijos (dos varones y una chamaquita). Incluso se le atribuían facultades de profetisa. Otra característica interesante fue que la religión que profesaban los bereberes nómadas de Dahia era la judía, en contraposición con las religiones de los pueblos dominadores, cristianos y musulmanes.

Cuando Dahia asume como reina bereber era ya viuda y ya estaba más que grandecita No se conoce bien la fecha de su nacimiento, pero rondaba los 65 años. Pese a su edad derrotó con su astucia de genial estratega militar a los árabes en las batallas de Tehuda, Wadi y Meskiana Con estas victorias fue capaz de perseguir a los árabes hasta Cirenaica, (en la actual Libia). La tenaz y efectiva resistencia de la Kahina retrasó la conquista árabe por décadas, pero no la pudo vencer. Los árabes, más fuertes y organizados, terminaron por imponer una política de terror con los pueblos aliados de la Kahina en todo el territorio norafricano. Con su coalición debilitada, el reino bereber empezó a ceder poco a poco, hasta que en la definitiva batalla de Tarfa la Kahina fue derrotada y asesinada por sus adversarios árabes. Donde encontró la muerte conserva aún el nombre que le dieron los mismos árabes eb honor a su digna adversarias: Bir al-Kahina ("Oasis de la Kahina").

En la vigilia del último combate, la Kāhina, sabedora de su irremediable y trágico destino, pidió a sus dos hijos no luchar a su lado y aliarse con los vencedores antes de la batalla. Por consiguiente, el emir árabe nombró, tras la conversión de estos al Islam, al hijo mayor gobernador del Aures, y al otro hijo jefe de las milicias bereberes de Gerawa.
Esta es la historia de esta otra reina valiente y extraordinaria que nos da desde el continente africano un formidable paradigma de pundonor, dignidad, inteligencia y estoicismo. Injustamente olvidada por la historia, hoy la rescato para ti en esta cartita que te escribo con mucho amor.
Te quiere mucho

Aguirre

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