sábado, 22 de enero de 2011

Cartas a la Reina de Corazones 7: Sabla Wangel


Reina:


Etiopía es, con mucha probabilidad, el lugar donde surgió la raza humana. Los restos más antiguos de homo sapiens que se conocen a la fechan proceden justamente de esta nación. El mítico Reino de Saba, mencionado en la Biblia, identificado como Etiopía, Según la leyenda, fue Menelik, hijo del rey Salomón y de la reina de Saba (Saba Dios como se llamaba) el fundador del Imperio Etíope. Los egipcios la conocieron con el nombre de Punt y de ahí se proveían de inciensos, ébano, piedras preciosas, marfil y esclavos. Ya te platiqué como la reina-faraón Hatshepsut organizó una célebre expedición a estos lugares.

El primer estado conocido que puede ubicarse con certeza en la actual Etiopía es el imponente y duradero Reino de Aksum, fundado en el siglo III A.C. por cerca del por gente que llegó de Arabia. Seis siglos más tarde el cristianismo fue introducido por el monje sirio Frumencio, quien logró la conversión el rey Ezana. Como consecuencia de esta temprana conversión la Iglesia etíope procede de la iglesia copta de Alejandría a la cual se mantiene fiel hasta hoy en día. La iglesia copta se caracteriza por sostener una visión teológica monofisita, la cual sostiene que en Jesús sólo está presente la naturaleza divina, pero no la humana. Por eso se dice también que los coptos cooptaron a los etíopes. Aksum decayó acosado por el crecimiento el Islam en la zona, que arrinconó por siglos a los etíopes en la zona sur del país.

En el siglo XIII se estableció en Etiopía llamado Zagüe, el cual fue breve pero que restauró al cristianismo en la mayor parte del territorio y, sobre todo, porque durante su reinado se excavaron las celebérrimas iglesias rupestres de Lalibela. El último rey Zagüe fue destronado por el cabecía Yekuno Amlak, que presumía ser descendiente directo de los reyes de Aksum y restauró la denominada "dinastía salomónica", que así se llamaba porque se proclamaba heredera de Salomón y la Reina de Saba. De estos momentos data también el título de negus negusti, rey de reyes o emperador, que distinguió al soberano de Etiopía hasta el derrocamiento de Haile Selassie en 1974. Y fue justo a finales del siglo XV que Etiopía comenzó a ser visitada por exploradores portugueses, muchos de los cuales creyeron haber encontrado en Etiopía el legendario reino del Preste Juan. A principios del siglo siguiente, el emperador etíope envió a la corte de Portugal a un emisario para solicitar la ayuda del monarca contra los musulmanes, que acosaban a su reino cristiano. Etiopía había sido invadida por un ejército musulmán procedente del Reino Adal, ubicado en la actual Somalia. Los musulmanes eran encabezados por su adalid Ahmad Ibn Ibrahim “El Zurdo” y eran aliados del Imperio Otomano. El negus Lebna Dengel (o David II) fue derrotado y se convirtió, junto a su valiente esposa Sabla Wangel, en un fugitivo, vagando por años de una ciudad a otra hasta que muere en combate en 1540. Ante tan caótica situación, la resistencia etíope decide ungir en el trono a la emperatriz a Sabla Wangel. A partir de entonces comenzó la reconquista del país. Sabla negoció hábilmente con Portugal una alianza y en 1541 llegó a Etiopía, procedente de la India, una flota portuguesa, que transportaba una fuerza de 400 mosqueteros bajo el mando de Cristóbal da Gama, hijo del famoso explorador Vasco da Gama. Los etíopes recuerdan aún hoy con orgullo la forma como la emperatriz Sabla Wangel, sentada sobre una mula, pasó revista a los 400 soldados de Cristóbal da Gama. Corría 1541.

Sabla participó en numerosas batallas, ayudando a los heridos, destrozando sus vestimentas para confeccionar vendas. En 1543, sus fuerzas y las de los portugueses derrotaron y mataron a Ibrahim. Los hijos de Sabla continuaron la dinastía, pero ella mantuvo su influencia política. Sabla Wangel gobernó sabiamente fortaleciendo al país y extendiendo sus fronteras. Con ella florecieron el comercio, la cultura y las artes e imperó en el reino etíope la tolerancia religiosa entre coptos y católicos. Puede decirse que gracias a su sabiduría y a la de sus sucesores se establecieron los cimientos de la época de oro del Imperio Etiope, el cual conoció su cenit bajo el reinado de Fasalidas el Grande (1632-1667).

Sabla no fue la única reina importante en la vastísima historia etíope. Ya hablaremos de algunas otras. A pesar de ello, actualmente Etiopía es un país que mantiene subyugadas a muchas de sus mujeres en condiciones infrahumanas. Una buena cantidad de mujeres etíopes son prácticamente esclavas que deben caminar muchos kilómetros para recolectar agua o madera. Hay jóvenes transportan hasta 60 kilos de piedras y arena a la espalda para construir una presa y reciben a cambio un salario pagado en harina, empleadas en la selección de los granos de café -un producto que representa casi el 60% de las exportaciones nacionales y del que vive aproximadamente un 25% de la población- y limpiadoras de incienso, que no perciben remuneración alguna hasta que no tratan una tonelada de dicho producto, algo que por otra parte les lleva una media de 45 días con jornadas laborales de más de 10 horas. Todas ellas son hoy esclavas en un país que fue de reinas.

Tu Oso

1 comentario:

Sandra dijo...

Muy interesante la historia de un pais tan rico y tan poco conocido culturalmente como es Etiopía,gracias por la aportación.